Plataformas como YouTube o Facebook se benefician de un marco legal que data del 2000, historia antigua en la economía digital. Son tratados como simples servidores que no pueden hacerse responsables del contenido de las publicaciones de sus usuarios. YouTube se oculta detrás de su estado de “servidor", como si fuera simplemente una compañía de almacenamiento en la nube como OVH. Ciertas plataformas rehúsan completamente a conceder licencias para el contenido al que proporcionan acceso activamente o imponer acuerdos de tómalo o déjalo.
El objetivo del Artículo 13 es delegar toda la responsabilidad a las plataformas, diferenciándolas de simples compañías de alojamiento web, y obligarlas a respetar los derechos de autor.